miércoles, 30 de enero de 2013

TV PÚBLICA, UN SERVICIO EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Rebeca Hortigüela

Parece ser que todos los servicios públicos de los que ha disfrutado este país durante décadas se van al garate. Hemos empezado ya por el cierre de los CAD (Centro de Atención a Drogodependientes que empezaron a cerrar a partir de este 1 de enero) seguimos por la sanidad, continuamos por el modelo de televisión pública y finalizaremos por la educación. No cabe ni la menor duda que esa es la España que quieren construir. Una España individualizada y privatizada que aumente la desigualdades entre ricos y pobres.

He empezado hablando de los CAD porque he estado muy metida en el tema para elaborar un reportaje. Durante semanas he llevado el seguimiento de pacientes, heroinómanos, cocainómanos, alcohólicos en programas de sin hogar... También el de los trabajadores sociales e interinos que se van a ir a la calle cuando todos los centros que pertenecen al Ayuntamiento de Madrid cierren sus puertas. Qué pasará con todos estos ciudadanos que necesitan de un cuidado extremo, de su dosis de metadona? Pasarán a centros saturados y masificados dónde la confianza terapeuta-paciente es nula y, que para más inri, en cuestión de meses serán privatizados.

Pues bien, para mi esto es exactamente lo mismo que ocurre con el modelo de televisión pública. Sin una televisión pública que de cabida a esos colectivos y asociaciones minoritarias y a contenidos que creen ciudadanía. Sin una televisión que represente el interés general, plural, independiente y de calidad, los ciudadanos nos quedamos desamparados.

Nos dicen, nos cuentan que la culpa de un modelo de televisión tan estropeado como el actual es debido a que eso es lo que demandan los espectadores, que eso es lo que quiere la ciudadanía. ¿De verdad reclamaos esos contenidos o nos los imponen? ¿Tenemos la televisión que merecemos o, por el contrario, la que nos han hecho creer que tenemos que merecer?

Son interrogantes que parecen no encontrar respuesta, peor en mi opinión la respuesta está clara: nos imponen este modelo de televisión. Nos avasallan con contenidos basuras, con programas sin sentido, con informativos superficiales. RTVE en sus dos canales nacionales de televisión, sobretodo en el segundo, ha emitido numerosos programas y contenidos  de calidad que tendrían mucha más audiencia si nos los relegaran a horas intempestivas a las que los ciudadanos estamos durmiendo.

Soy consciente que la competencia con la televisión privada es dura, muy dura; pero he de acusar a la televisión pública del abandono que ha sufrido en los últimos años.

En mi opinión es un servicio indispensable que debería estar completamente al margen del gobierno y mucho más protegido para evitar que sufra cambios en cada legislatura, en cada alternancia. Pero sin duda, el gobierno de Zapatero tomo sabias decisiones para garantizar la independencia del modelo con la Ley General de Comunicación Audiovisual y el CEMA (Consejo Estatal de Medios Audiovisuales) que el gobierno popular decidió no poner en marcha. ¿Tenía ya entonces una clara intención de llevar a la televisión pública a la situación actual?




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