lunes, 28 de enero de 2013




EL PELIGRO DE UNA SOLA HISTORIA.
Rebeca Hortigüela. 

Los países del Sur son tratados constantemente en los medios de comunicación como unos rincones del planeta en los que solo ocurren catástrofes naturales, muerte, violencia, hambre.... Solo existe miseria . Su vida cotidiana es morir, matarse unos a otros, violar a mujeres... Así es como se nos presenta en Occidente a esos "salvajes", a esos "pobre muertos de hambre" a los que solo les suceden desgracias. Basta ya! 

En el vídeo que adjunto a continuación podemos ver como este programa de Telecinco en lugar de crear conciencia, de cambiar la realidad de esas pobre niñas que están obligadas a prostituirse aprovecha el tirón para lanzar piedras contra el gobierno cubano. Incluso aparece una declaración de G. Bush hablando de lo "mala y cruel" que es la dictadura cubana. Perdone Sr. Bush, Usted tiene mucha culpa en esto. 

La responsabilidad de los países del Norte es eliminada por completo. ¿Dónde están el contexto socio-histórico? ¿Dónde están las causas globales? ¿Dónde está la voz de esas pobre niñas, de asociaciones que defiendan los derechos de estas menores dentro y fuera de Cuba?

El protagonista que presentan en este vídeo es Marcos, el traficante de blancas, el que consigue las "putitas" a  los turistas que vuelan hasta Cuba solo para "pasársela bien", cuando deberían ser las voces de esas niñas o asociaciones que hablen por ellas las verdaderas protagonistas del discurso.  Para mi este "reportaje" es un claro ejemplo de desinformación y desmemoria. Aprovecha la prostitución infantil, un problema muy serio que existe en muchos países del planeta (no sólo en Cuba, desde luego) para tirar piedras contra Fidel Castro y su gobierno en un momento delicado para este país tras los graves problemas de salud del comandante cubano (2008).





Como periodistas, deberíamos preguntarnos constantemente ¿a favor de quién estamos?, ¿nuestro discurso está favoreciendo o perjudicando a esa minoría, a ese colectivo, a esas menores obligadas a prostituirse? ¿nuestro mensaje esta favoreciendo los intereses del Norte?

No se trata de crear un sentimiento de pena en los ciudadanos que están recibiendo nuestro mensaje sino de construir cultura popular, de ser ciudadanos comprometidos a la vez que periodistas, de dejar  a un lado el discurso del horror y del miedo, cada vez más presente en nuestros informativos, en nuestras campañas publicitaria y en nuestros programas. Nuestra labor debería ser profundizar en las causas y antecedentes, buscar explicaciones en vez de crear sensación y pena.

El vídeo que aparece a continuación, en mi opinión, representa todo lo contrario al mostrado anteriormente. La población  africana es la voz del discurso, la protagonista a la que en ningún momento se le presenta como esos "salvajes hambrientos que se comen unos a otros", " esos muertos en vida que deben arriesgar su vida en una patera en busca de un futuro mejor"... Se les presenta como lo que son. Una población que ha nacido en uno de los rincones más desfavorecidos y más machacado del planeta, pero que a pesar de eso intenta seguir adelante (los que pueden, claro). No son bichos raros. Son seres humanos y deberíamos empezar a tratarlos como tal.




Este viernes estaba tomando algo con una amiga en una terraza de la calle Amparo en Lavapiés. Apareció un joven de Costa de Marfil pidiendo un cigarro. Se lo dí. Como no encontraba un mechero con el que encendérselo me ofrecí a regalarle uno. Yo tenía dos. Nos pusimos a charlar, le dijimos que se sentara, que nos contara su historia. Estaba de permiso de la cárcel. Se notaba que estaba deseando encontrar a alguien con quien charlar.  Había conseguido el segundo grado y en un año conseguiría el tercero. Había tenido una vida realmente dura y había hecho cosas de las que se arrepiente para sobrevivir. Una vez fuera jamás las repetiría (o eso nos dijo). Esa noche tenía que dormir en una casa de acogida con más compañeros que también estaban de permiso del centro penitenciario de Aranjuez. "Estoy mejor en la cárcel que de permiso. La vida en la calle es mucho más difícil", nos dijó. "Me tratan mal, hay mucho racismo. Me tienen miedo"

Vivo en este barrio, paso por aquí todos los días, incluso algunos a altas horas de la mañana. Nunca me han robado, nunca me han atacado. Quizá sea muy confiada, incluso muchos de vosotros podéis estar pensando "no te confíes demasiado que algún día pasará". Si. Claro que puede pasar. Puede pasar en Lavapies y en el barrio de Salamanca dónde ya me han robado una vez.

Lo que quiero decir es que el discurso del miedo no cale en nosotros. No hay porque tener miedo, que no se sientan atacados porque cuando eso sucede,  ellos responden. Igual que respondería yo si veo pasear a mi alrededor rostros asustados, gestos temblorosos por el  miedo que yo he provocado. Si te tratan como un "salvaje diferente" acabas actuando como tal.

Este joven de Costa de Marfil se llamaba Amadu. Cuándo tragaba bellotas en Marruecos para pasarlas a España se hacía llamar Bill. Nunca más quiere volver a usar ese nombre y nosotros debemos darle la oportunidad tanto como ciudadanos como periodistas.






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